Vila Viçosa, Portugal, enero 2008
En lo alto de la muralla de Vila Viçosa había que ir esquivando las ramas bajas de los árboles, que casi impedían el paso. Pero a pesar del inconveniente, quedaban a la altura de los ojos, perfectas para hacer foto. Además, se podía combinar con el fondo desenfocado, parte de la muralla y el cementerio del pueblo.
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